lunes, 23 de septiembre de 2013

FUJIMORI LES DECÍA ‘TÍAS’ A LAS PUTAS DE HUATICA


FUJIMORI LES DECÍA ‘TÍAS’ A LAS PUTAS DE HUATICA


Hace unos días, el blog www.nosotrosmatamosmenos.com, administrado por los periodistas y escritores Jerónimo Pimentel, José Carlos Yrigoyen, Carlos Cabanillas y Juan Carlos Méndez, estuvo de aniversario.  Y no les ocurrió mejor idea que entrevistar a Jorge Trelles, el “gestor inconsciente de la criatura”, el exministro fujimorista que se hizo famoso por su infeliz frase durante la campaña electoral pasada.

Por Juan Carlos Méndez.
 Luego de explicarle por teléfono que su Nosotros Matamos Menos había provocado el nacimiento de un blog que ya cumplía un año, el señor Trelles dudó.  Pero cuando se le dijo que la entrevista no solo sería sobre dicha frase emitió un uhmmm que era casi un sí.  “Lo espero en una hora en mi estudio de Miraflores”, dijo finalmente. ¿No puede ser mañana? “Estoy saliendo de viaje”, respondió.
 En una hora estábamos allí.
 Antes de iniciar la conversación le pedimos un saludo en video para la juventud sana y estudiosa. Accedió con mucha amabilidad.
 Luego, su secretaria nos invitó un café y comenzó la entrevista que se realizó antes del pronunciamiento de Ollanta Humala sobre Conga, tema que se trata y que se mantiene porque evidencia una forma de pensar del entrevistado.

-¿Su frase provocó que Keiko Fujimori perdiera las elecciones?
-No. En lo absoluto. ¿Cuánta gente pudo oírla?

-Antes de pronunciarla Keiko ganaba por tres puntos.
-No, ya no.

-Ipsos Apoyo le daba 4 puntos de ventaja.
-¿Usted cree que en política las cosas se deciden así?

-Puede considerarse un factor.
-Fue una frase dicha a las 7 de la mañana.

-Pero tuvo consecuencias. Al día siguiente usted ya no era vocero de Keiko.
-Pocos días antes de una elección pasan cosas desmedidas. En política, sobre todo cerca de una transmisión de poder, se usa cualquier cosa para terminar con los eventuales adversarios.

-Su última descripción me hace pensar en la prensa chicha. ¿Recuerda el diario El Chino?
-La verdad, no lo leía.

-¿Nunca leyó el diario El Chino en la década del 90?
-No.

-¿Y tampoco veía los programas de Jorge Morelli?
-Claro que sí. Jorge Morelli es muy amigo mío. Es un periodista importante. Estuvimos juntos trabajando con el presidente Belaunde como miembros del equipo del doctor Ulloa.

-Pero después trabajaron juntos en Cable Canal de Noticias
-Yo no soy periodista. Pero soy muy amigo de Jorge Morelli.

-Pero usted se presentaba a menudo en ese canal.
-Claro, yo era un miembro del régimen fujimorista.

-Fue ministro.
-No solo eso. Yo creo que Fujimori salvó al Perú.

-¿De qué lo salvó?
-De la inflación, del desempleo y de Sendero Luminoso.

-Aceptando su punto de vista, ¿para lograr eso cometieron abusos?
-No hay proceso de desarrollo cuyo impulso no encuentre resistencia. No hay una revolución o transformación en el mundo que no muestre eso. Entonces creo que si para cambiar el país y salvar a millones se requiere una cierta fuerza hay que ejercerla.

-¿Así solucionaría Conga?
-No es justo que por cierta debilidad del presidente Humala los peruanos nos hayamos quedado sin el proyecto. Porque lo que ha dicho la empresa es que Conga no va.  Va a meter 52 millones en hacer represas y se ha guardado en el bolsillo 5 mil millones de dólares, que era la inversión total. Eso es un despropósito.

-¿Usted lo hubiera resuelto con las Fuerzas Armadas?
-Qué hacer, es un asunto delicado para quien está en el Ministerio del Interior. Pero creo que Conga no vaya le puede costar al Perú. Europa está quebrando y EEUU   está muy mal. El país tiene la suerte de estar recibiendo capitales y no puede negarse a ellos.

-¿Conga es el gran error del gobierno de Humala?
-Creo que es un grave error. Y lo digo a pesar de que Humala tiene mi simpatía.

-¿No importa que los haya derrotado?
-Mire las encuestas. Keiko está con 45%. La política no es un asunto de batallitas. Humala tiene mi simpatía porque ha sido capaz de poner el interés nacional por encima de muchas cosas. El cambio de Humala es un cambio que a él lo enaltece.

-¿Nadine Heredia será la rival a vencer en las próximas elecciones?
-Depende cómo le vaya al marido. Creo que Nadine es una persona con mucho carisma. Tiene un tipo muy peruano, no habla mucho, lo que es bueno.

-Solo tuitea.
-Yo estoy al margen de ese mundo. (Antes de la entrevista pidió que le explicáramos qué cosa era un blog). Pero quizá a Humala no le guste tanto que su mujer lo continúe. Porque para regresar,  siempre hay que dejar un periodo. Claro, si las reglas democráticas se respetan.

-Otra vez me llama la atención que un fujimorista reclame juegos democráticos cuando eso no pasó en su momento.
-¿No fuimos democráticos nosotros?

-¿Le parece que el golpe del 5 de abril fue democrático?
-Alberto Fujimori ganó las elecciones contra los partidos políticos. Había que sacarlo del poder.  Lo iban a declarar incapaz moral. Fujimori se adelanta, pero inmediatamente convoca a elecciones. No tengo dudas. Lo que pasó en el 92 fue necesario.

-¿Y Barrios Altos también fue necesario?
-¿Eso lo hizo Fujimori?

-Por eso fue condenado.
-Esa sentencia es una maldad. Es un abuso del señor San Martín.

-Usted ha dicho que el juez San Martín tendrá que responder en su momento. ¿Ante quién?
-Ante Dios.

-¿Usted visita a Fujimori?
-Lo visitaba. Iba con Carlos Raffo, que como congresista me hacía más fácil el acceso.

-Carlos Raffo culpó de la derrota electoral a Yoshiyama. ¿Usted qué piensa?
-Fue otro exceso de esos días. Más que decir que alguien perdió las elecciones, creo que Humala las ganó. Tuvo el gesto, a mi juicio genial, de correrse al centro y juntarse al señor Vargas Llosa y nos ganó.

-¿Ganó por el garante?
-Por Humala. El talento político de esa campaña es Humala.

-¿Lo sorprendió?
-Sí. Sí. Sí. Yo no la vi.

-¿Cuándo conoció a Fujimori?
-Lo conocí cuando era presidente.

-¿Cuándo Montesinos era el presidente?
-¿Por qué ese odio?

-No es odio.
-Es interesante que el leit motiv del blog sea una frase que reflejaría lo sanguinario que fuimos los fujimoristas. ¿Por qué ese odio?

-No es odio. Viví esa época. Y cuando usted habla de esa transformación en términos macro…
-Y micro. Te voy a contar una anécdota. Cuando empieza el desastre peruano, en el 88, y cuando pierde Vargas Llosa, muchos de mis amigos, blancos y burgueses, se fueron del país. Yo no me fui. Cuando sucede el atentado de Tarata yo tenía 4 hijos pequeños y jóvenes. Esa noche me dije que mi deber, por mi familia, era irme. No tenía trabajo.

-¿Usted no tenía trabajo?
-El país se desplomaba, no había dólares, la gente sacaba sus dólares.

-Yo también vivía en este país.
-La vida no era fácil. Pero me di cuenta que no podía irme. Porque el único bien que tenía era mi casa. ¿A quién se la vendía? Miraba a mis hijos, a mi mujer. Me sentía realmente mal. Tres años después el país estaba en paz.

-Cuando usted dice que el país estaba en paz se refiere a la captura de Abimael, ¿no es cierto?
-Claro.

-Pero esa captura es fruto de un trabajo policial del que no estaba enterado Fujimori.
-Hagamos héroes. Resulta que para los que no son de Fujimori, todo lo que hizo Fujimori no fue de Fujimori. Yo he sido su ministro. Lo he visto en acción. Con una sensibilidad hacia el pobre que solo se explica porque él fue muy pobre. Fujimori vivía en la última cuadra del jirón Huatica. ¿No sé si usted sabe lo que era el jirón Huatica?

-Gracias a Vargas Llosa.
-Bueno, un día me contó que él de chiquito pasaba por allí y a las putas les decía tías.

-Señor Trelles, usted que ha sido congresista… ¿Me iba a decir algo?
-Sí, solo que si bien he sido congresista, nunca me ha gustado el Congreso.

-¿Por qué?
-Porque siempre me ha gustado el Poder Ejecutivo.

-¿Por qué?
-Es el lugar donde se hacen las cosas. En mi experiencia particular si uno está cerca del presidente es allí donde sucede la política. El parlamento es menor.

-¿Cómo calificaría al congresista Kenji Fujimori?
-La verdad es que no lo he seguido mucho. Creo que no desentona. Y tampoco le hace sombra a la hermana, lo que está bien.




El verdugo de Carlos Álvarez, “un cómico demasiado gobiernista”

-Usted ha dicho que estar cerca del presidente permite que las cosas sucedan. ¿Recuerda alguna en particular? ¿Algún hecho motivado por usted?
-Ah, caray. Lo que pasa es que no puedo decirlo al aire…

-¿Cuál es el problema?
-Bueno, yo creo que contribuí a que en el canal 7 se respirase un aire plural. Hubo una franja en la que estaban Tony Zapata, Javier Protzel, Lucho Peirano.  Eran cinco personas que ocupaban el horario de 9 a 10 de la noche.

-Con Ricardo Bedoya e Iván Thays.
-Esa franja fue un logro mío. Yo la pedí cuando fui presidente del directorio de canal 7. Había un programa cómico que era demasiado gobiernista. Y decidí suprimirlo.

-¿El de Carlos Álvarez?
-Evitemos los nombres.

-¿Usted los convocó?
-Yo lo hice. Los conocía a todos. Aunque creo que Javier Protzel me recomendó a Thays.

-¿Por qué no quería hablar “al aire” sobre ese tema?
-Porque no quería decir que sacar al cómico fue una decisión mía.

domingo, 22 de septiembre de 2013

El colombiano de "El Comercio"


…Esto hay que contarlo…





Circula en redacciones el rumor de que los propietarios del diario “El Comercio” habrían decidido nombrar como Director a un colombiano que dirige un periódico de negocios de Bogotá. ¿Por qué? Pues porque el centenar de accionistas de nuestro diario de referencia no se habrían puesto de acuerdo en el reemplazo de Francisco Miró Quesada Rada, el actual director y que, según acuerdo familiar, debe dejar el cargo por haber cumplido 65 años.
El rumor también afirma que la pugna ha sido la más dura de la historia de los Miró Quesada que controlan la gran empresa multimedia que, por lo demás, factura respetables dineros…
                                                                         

Jose Marìa Samper

Soledad Acosta


No es la primera vez que los dueños del diario se deciden por un colombiano para comandar el negocio porque ya lo hicieron los fundadores hace muchos años, antes de que los Mirò Quesada aparecieran en el horizonte.
Nuestro personaje se llamaba José María Samper y había nacido en Honda, Colombia, estudiando para abogado y, por supuesto, sumergiéndose en política. Cuando radicaba en Francia sin poder volver a su país, conoció al argentino Alejandro Villota que le habló con entusiasmo del diario que poseía en Lima junto con su socio chileno, Manuel Amunátegui.
Villota lo invitó a venir al Perú, Amunátegui aprobó la decisión y así, en diciembre de 1862, llegó a Lima el político y periodista colombiano de 34 años, junto con su esposa, Soledad Acosta que ya se perfilaba como importante intelectual.


Amunátegui y Villota lo nombraron Redactor Principal (Director en la práctica) y Director de la “Revista Americana” un proyecto que Samper ambicionaba para difundir sus ideas liberales y americanistas, muy adelantadas para la época.
Apenas llegado y con unos pocos artículos publicados, varios escritores conservadores limeños se lanzaron contra él, zahiriéndolo en exceso y haciéndole la vida imposible. No carecía de armas intelectuales por supuesto, y debatió con dureza con Evaristo Gómez Sanchez, por ejemplo.
Pero quien se lanzó sin piedad sobre Samper fue Manuel Atanasio Fuentes, el “Murciélago”, que por entonces editaba el diario “El Mercurio” (1862-1863). Lo insultaba a diario, lo acusó de haber publicado una biografía titulada “Un vampiro” lo cual Samper negó enérgicamente.
Edgardo Rivera Martínez al prologar la edición facsimilar de la “Revista Americana” escribió: “Fatigado por los ataques, la incomprensión y la estrechez del mundo limeño, Samper renunció formalmente el 23 de junio de 1863” (“Revista Americana . Una precursora publicación en el Perú de 1863. Biblioteca Nacional. Lima. 2008. P.17).
Samper llegó a ser importante político y diplomático de su país y reconocido como uno de los distinguidos intelectuales de su tiempo, autor de numerosas obras. Pero la historia de la cultura colombiana rescata más a su esposa, Soledad Acosta, poetisa, novelista y ensayista notable.
Fueron muy pocos meses los que el periodista colombiano se hizo cargo de “El Comercio” y apenas se notaron cambios en lo periodístico pero su “Revista Americana” removió al ambiente conservador limeño cuyos representantes no pudieron tolerarlo.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Prostíbulos en Lima


Ventanitas del placer





En el jirón más libidinoso de la Lima del siglo XX, los parroquianos eran seducidos desde las ventanas que miraban a la calle. Siete largas cuadras ofrecían espacios suficientes no solo para copular, sino también para bailar y dispersarse. Una singular investigación del arquitecto Roberto Prieto, próxima a publicarse, muestra la realidad prostibularia de la ciudad capital.

Por Ghiovani Hinojosa


La ‘mamita’ Luz Gómez abre el rústico portón verde e invita a procesar la excitación, a mezclarla con tertulias literarias y a danzar con inaudita desenvoltura en la pista de baile. Es la antesala de la cópula, un momento previo muy tenido en cuenta en los burdeles limeños de mediados del siglo pasado. La pacatería capilatina entonces había extirpado de las conversaciones aceptadas socialmente no solo la sexualidad, sino también cualquier poema o canción que parezca transgresor. Así que empinar los codos sobre una mesita del gran salón y cerrar los ojos para oír, entre humo y risotadas, los fraseos del bolerista Daniel Santos era la libertad: “En el juego de la vida/Juega el grande y juega el chico/Juega el blanco y juega el negro/Juega el pobre y juega el rico…”, reproducía la vieja rocola.

Juan Marcoz, otrora bohemio periodista del diario “La Crónica”, cuenta que el burdel de la ‘mamita’ Luz estaba conformado por “pupilas que en octubre dejaban de prostituirse para convertirse en pudorosas sahumadoras de la procesión del Señor de los Milagros, y en Semana Santa aceptaban el silencio y el recato hasta la medianoche del viernes en que empezaban a jaranearse”. Algunas de las queridísimas eran “La Incompleta” (llamada así porque “no tenía nada por adelante ni por atrás”), Chacha e Hilda. Este emblemático antro del placer fue, según los más memoriosos, uno de los espacios sexuales más requeridos del jirón Huatica, la arteria prostitucional por excelencia de la Lima de antaño.

La calle de los gemidos

“A los 12 años se conversaba entre chiquillos de un paraíso sexual donde había mujeres dispuestas. Huatica fue el centro de bautismo sexual para cualquier ciudadano. La norma era salir de pito”, rememora Jorge Vega “Veguita”, según el testimonio recogido por el arquitecto Roberto Prieto para su investigación “Guía secreta. Barrios Rojos y Casas de Prostitución en la Historia de Lima” (2009). Según las pesquisas de Prieto, las autoridades ediles ordenaron la concentración de casas de citas en Huatica –hoy jirón Renovación, en La Victoria– en 1928, ante el boom de burdeles que siguió al derrumbe del muro que cercaba Lima en 1872. “La capital era chica y cerrada hasta en la idiosincracia. Cuando la ciudad empezó a crecer a fines del siglo XX, hubo una apertura mental en los limeños y los prostíbulos se multiplicaron”, relata el investigador.

Así es que, durante casi tres décadas –en Huatica la prostitución se extendió hasta 1956–, siete cuadras enteras de esta calle fueron tomadas por “boquitas pintadas” que, apostadas en las ventanas de sus casas, recibían a urgidos parroquianos. La fisonomía del jirón era festiva: aguateros, fritangueros, guardianes y cafichos pululaban murmurando y riendo resueltos. Tal vez por eso una revista de la época no dudó en llamarla “gran empresa puteril”.

Huatica estaba pulcramente dividida según las leyes de la oferta y de la demanda: en las primeras cuadras, las connacionales ofrecían su “amor” a un sol (entonces, un empleado común ganaba semanalmente alrededor de 12 soles), mientras que en las últimas, las francesas, rusas y polacas eran las más cotizadas. Estas últimas habían huido del horror de las guerras mundiales en Europa y habían encontrado una polémica manera de brillar entre los hombres.

El escritor Mario Vargas Llosa trae en su novela “El pez en el agua” algunas precisiones sobre la distribución de las cuadras. “La más cara (la de las francesas) era la cuarta; luego, hacia la tercera y la quinta, las tarifas declinaban hasta llegar a las putas viejas y miserables de las primeras. Ruinas humanas que se acostaban por dos o tres soles (las de la cuarta cobraban veinte)”, dice en la página 123. Nuestro escritor más importante era un fecundo conocedor de la realidad putañera de Huatica. Una vez, cuenta en ese libro, fue recibido por una brasileña en la zona de las extranjeras. “La mujer no se desnudó. Se levantó la falda y, viéndome tan confuso, se echó a reír y me preguntó si era la primera vez. Cuando le dije que sí, se puso muy contenta porque, me aseguró, desvirgar a un muchacho traía suerte”, relata.

No fueron pocos los personajes de las artes y ciencias peruanas que empezaron su vida sexual en esta emblemática calle victoriana. El psiquiatra Mariano Querol se lo contó así al arquitecto Roberto Prieto: “Yo me inicié con prostitutas en un barrio de prostitución, concretamente en el “20 de Setiembre”, que se cambió de nombre a Huatica, por protestas de los italianos por su día de independencia (…) Buscaba a las blancas porque eran las más pulcras, mejor vestidas, el olor… Yo trataba de encontrar siempre la misma porque se entablaba una relación, una rebaja; era caserito (…) Se establecía una relación que hacía conversar”.

Prieto recuerda que, por esos años, empezaron las migraciones masivas de hombres y mujeres de la sierra del país a Lima. Los nuevos habitantes, según él, cambiaron drásticamente la dinámica sexual de Huatica. “Datos fidedignos aseguran que fue en esta vía donde las meretrices extranjeras, al ver amenazada su economía producto del aumento de provincianas que cobraban una ganga, inventaron una novedosa oferta copulatoria a la que llamaron ‘servicio completo’ o ‘tres platos’”, revela. Otros personajes –el comisario Alfredo Palacios ‘Rascachucha’, el superdotado caficho ‘Pinchesqui’ y la extraviada poeta de la cama ‘Shimabuco’– completan la historia de este jirón en el que alguna vez cabieron, apretujadas y extasiantes, 256 casas de citas.

Sexo en la periferia

“Ir a huatiquear” –como se decía– ya no era común en los cincuenta. Desde 1956 y hasta 1966, casi todos burdeles de Huatica se habían trasladado al final de la avenida México, a espaldas del cerro El Pino, a una zona bautizada como La Floral. Ese fue, según Roberto Prieto, el segundo y último barrio rojo limeño. En medio de vendedores ambulantes –recién aparecidos en la capital– y broncas callejeras, miles de peruanos disiparon sus más calientes instintos sexuales en casuchas en medio de un pampón. Y es que La Floral estaba ubicada en los extramuros de la ciudad, junto a unos terrenos agrícolas que anunciaban el fin de la urbe. Allí nadie los apuntaba con el dedo.

“De pronto, La Floral quedaba en el centro”, interviene Prieto. Lima había crecido tanto en los sesenta que ya parecía no haber un espacio donde agrupar las casas de placer. Entonces, todas se desperdigaron por avenidas y jirones muy transitados, como Amazonas, Quilca y algunas arterias del Rímac. Sin embargo, en un ejercicio de extraña sinergia sexual, los prostíbulos se asentaron en torno a dos enclaves: el kilómetro cinco y medio de la Carretera Central y el final de la avenida Argentina, en el Callao.En el primero, decenas de ‘moteles’ de dos pisos albergaron a furtivos amantes que llegaban en discretos automóviles; y en el segundo, se instaló El Trocadero, un centro del placer de tinte popular que, según Prieto, incluía uno de los salones de baile más apreciados de la época, en cuyos rincones –revela– se oyó la salsa por primera vez en el Perú. Así de real es la historia prostitucional de Lima, esta ciudad en la que, según dijo alguien, “antes gozaban pero callaban”.


http://www.larepublica.pe/13-09-2009/ventanitas-del-placer

sábado, 7 de septiembre de 2013

Abajo del Puente, distrito del Rímac



Historia del distrito del Rímac

El Rímac es el lugar más antiguo, tradicional e histórico de la Ciudad de Lima, Capital del Perú. Se encuentra al norte de la misma, en la ribera opuesta del Río Rímac.
 
Existen testimonios arqueológicos de la presencia de pobladores desde el Horizonte Temprano, como lo evidencia el llamado Templo La Florida. A la llegada de los conquistadores españoles a mediados del siglo XVI, en el valle se encontraban un conjunto de “curacazgos” o gobiernos locales, que habían sido conquistados por los Incas entre 1460 y 1470. Aquí, el español Francisco Pizarro, fundaría la Ciudad de los Reyes o Lima, el 18 de Enero de 1535.

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Grabado del siglo XVIII que muestra a los camaroneros del Rímac y el "puente de palo", alternativo al Puente de Piedra

Los españoles llamaron yungas a los habitantes originarios del valle del Rímac, súbditos del curaca Taulichusco. Sus viviendas, según las crónicas de la época, eran rudimentarias: chozas de piedra en bruto, adobón con mezcla de cascajo y adobe prensado, según los casos, y cubiertas de caña de diversos tamaños para asegurar la resistencia de los materiales. El caso es que, iniciada la vida de la nueva capital del Virreinato, los limeños eran muy aficionados al consumo de los camarones; afortunadamente, en el Rímac había muchos. Por ello, cobraron importancia estos indios yungas que vivían en las faldas del cerro San Cristóbal, y se dedicaban a la pesca de camarones en el río. En 1573 se creó el “Pueblo de indios camaroneros” (a la altura de la de la calle “camaroneros”, en el distrito del Rímac) y que, por haber adoptado sus pobladores como Patrón al santo de los pescadores, se le llamó “Pueblo de San Pedro”.

http://blog.pucp.edu.pe/item/90142/el-valle-del-rimac-los-camaroneros

 Donde hoy se levanta el actual distrito del Rímac, existía el curacazgo de Amancaes, cuya población se dedicaba a la pesca de camarones en el río. Esta parte del valle era una zona de cruce obligatorio de norte a sur desde tiempos prehispánicos, ya que los españoles encontraron un puente de sogas de la época inca que reemplazaron por uno de madera y otro de ladrillo, hasta que se construyo uno de piedra, que se usa hasta la actualidad. Al hacerse accesible esta ribera del río, españoles de diversos niveles se interesaron en adquirir terrenos, hasta que en 1563 empezó una epidemia de lepra entre los esclavos africanos, motivando que un hombre piadoso llamado Antón Sánchez, construya la iglesia y hospital de leprosos de San Lázaro, en el jirón Trujillo, que fue el centro del poblado que comenzaba a crecer, con la construcción de casas con huerta. Hacia el siglo XVII se crearon nuevas calles y se vendieron terrenos, construyéndose sobre estos, edificios de uno y dos pisos para vivienda y luciendo en las fachadas, los típicos balcones de madera, algunos de los cuales se conservan hasta la fecha y son considerados monumentos históricos.

Iglesia de San Lázaro en el Rímac


En esta época, el Virrey Marqués de Montesclaros construye el Puente de Piedra, que reemplazaría a los anteriores puentes, así como la Alameda de los Descalzos, ambos en 1610. Para el siglo XVIII, el Rímac se convierte en un lugar de solaz y esparcimiento de la sociedad colonial limeña, con el arreglo de la Alameda de los Descalzos, la construcción del Paseo de Aguas, la Plaza de Toros de Acho, todos por el Virrey Manuel de Amat, quintas de recreo con jardines como la Quinta Presa y varios conventos y templos que se van a sumar a los construidos en el siglo XVI, sin embargo, a pesar de este momento de bonanza, entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, se empieza a definir el carácter popular del distrito, con la construcción de viviendas multifamiliares populares.

Alameda de los Descalzos ingreso

Vía Parque Rímac en construcción


Alameda de los Descalzos  histórica vía



Puente de Piedra entrando a Lima 1910
E. del Aguila
El Puente de Piedra fue construido en 1610, siendo Virrrey del Perú Don Juan de Mendoza y Luna, quien pasó de ser Virrey en México al del Perú. Este puente fue el primero que se construyó sobre el rio Rimac. En 1904, el Presidente José Pardo, mandó transformar el puente colocándole barandales de fierrro forjado traidas de Bruselas.

Atrás se divisa la Iglesia de los Desamparados, cuyas torres se vinieron abajo con el terremoto de 1940. Lla Iglesia fue posteriormente demolida para dar espacio a la parte posterior del palacio de Gobierno. Más al fondo se ven las torres de la Catedral, hubicada en la Plaza de Armas. El Puente de Piedra ha soportado todos los terremostos que afectaron la ciudad.



Barrio de Abajo del Puente, el Rímac
El Rímac como distrito, nace recién el 2 de Febrero de 1920, gracias a un Decreto Supremo promulgado por el Presidente del Perú, Augusto B. Leguía. El primer Alcalde del distrito fue Don Juan Bautista Nicolini Bollentini, quien inició el funcionamiento de la Municipalidad en una casona alquilada, ubicada en jirón Trujillo, hasta que el 31 de Diciembre de 1937, el Alcalde Dr. Augusto Thorndike inauguró el actual Palacio Municipal del Rímac, ubicado frente al Parque Juan B. Nicolini.

 
Entre 1920 y 1940 se empieza a experimentar un proceso de crecimiento y expansión a causa de la gran cantidad de migrantes venidos para ocupar las nuevas plazas laborales creadas a raíz de la industrialización y modernización de Lima. Los nuevos espacios de vivienda son las quintas, corralones, callejones y solares.
 
A partir de 1950 empieza a usarse los cerros y zonas desérticas, posteriormente surgen urbanizaciones para los sectores medios de la sociedad, y es así como a partir de la parte colonial del Rímac, surge el distrito actual, con diversas formas de poblamiento. La gran demanda habitacional se expresa en el hacinamiento, la sobreutilización del espacio y la exagerada subdivisión, produciendo inmuebles de baja calidad arquitectónica, desorden, deterioro urbano y trayendo como consecuencia la tugurización y destrucción de edificios históricos que son usados como viviendas populares. A pesar de tantos problemas, el Rímac, ligado a la evolución histórica y a los avatares de la ciudad capital, cuenta con un importante patrimonio histórico monumental (prehispánico, colonial y republicano), así como un rico patrimonio vivo o contemporáneo, conformado por artistas creadores y difusores de cultura, como expresión de la idiosincrasia y calidad humana de los vecinos. Por sus características excepcionales, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura “UNESCO”, declaro al área denominada Centro Histórico de Lima (en el que está incluido el distrito del Rímac), “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, en mérito a su carácter monumental e histórico, al mismo nivel que otros espacios mundialmente conocidos, como las Pirámides de Egipto, la Ciudad del Vaticano, la Acrópolis de Atenas, etc.
 
En la zona antigua del Rímac, se conservan casonas con balcones, conventos e iglesias, edificios y espacios públicos monumentales de la Colonia, que conforman el 40% de monumentos del Centro Histórico de Lima.


http://www.munirimac.gob.pe/munirimac/content/historia

http://peruanosactualidad-camav.blogspot.com/search?q=la+iglesia+mas+peque%C3%B1a+del+mundo